Las claves de la pesca a streamer
Sintiendo el ritmo – Las claves de la pesca a streamer
Aquel que no se sienta atraído por la pesca a streamer es que nunca ha vivido la experiencia de sentir en sus manos uno de esos ataques, su violencia, su fuerza… Como ese ritmo, esa armonía, se rompe inesperadamente. El factor sorpresa nos acelera el pulso. La incertidumbre de no saber qué habrá al otro lado da rienda suelta a nuestra imaginación, que no siempre se equivoca.
Lo cierto es que en España la pesca a streamer en río es una técnica minoritaria. Es la disciplina olvidada, la menos querida y practicada y, probablemente, la menos conocida. Su contexto, como todo lo que se escuda en el desconocimiento, siempre va precedido de un largo etcétera de prejuicios, mitos y excusas, por supuesto nada benévolos. ¿Acaso no contamos en nuestro país con escenarios adecuados? ¿Nuestros peces no se muestran receptivos ante este tipo de señuelos? ¿Resulta aburrida o monótona? No, no y de ninguna manera. En nuestra extensa red de ríos, hay escenarios muy propicios para esta técnica y sus muchas variantes y, por supuesto, nuestras truchas no son tan especiales y diferentes a las del resto del planeta.
Un pescador siempre debe tener su mente abierta al conocimiento, la experimentación y el análisis. De hecho, si has empleado en alguna ocasión alguna de las excusas que enumerábamos anteriormente es que, y disculpa, no lo has estado haciendo bien. La pesca a streamer es mucho más que lanzar y recoger. Es lanzado, es spey, es elegir el equipo, la profundidad, el señuelo… sentir el ritmo, la cadencia, el agua… open your mind. Vamos a ello:
El equipo para pescar a streamer
La deriva de los equipos de mosca en nuestro país no ayuda. Últimamente parece que una línea 4 es demasiado pesada y una caña de 9 pies demasiado corta. Es cierto, las nuevas varas de 10 pies o más, para líneas o hilos ultraligeros son antagonistas a lo que se requiere para la práctica de esta especialidad. No obstante, un equipo estándar de 9 pies para línea 5 puede ser apropiado para según qué condiciones y escenarios. Si buscas iniciarte o simplemente tener un equipo polivalente en una jornada en la que probablemente pesques a seca, ninfa y streamer, esa sería una buena herramienta.
Siendo más específicos, todo depende del escenario. Es muy distinto enfrentarse a un pequeño río de montaña, que a una tabla de un río regulado o a una postura de un gran río salmonero. Pero sí, todos ellos, todos los peces que en ellos habitan, son susceptibles de ser pescados a streamer.
Si hablamos de cañas que se adecuen a esta modalidad hay que distinguir claramente entre cañas de una mano (SH: single hand) o de dos manos (DH: Double hand), que, en el caso que nos ocupa, se verían reducidas a las conocidas como switch, que no son otra cosa que cañas de dos manos más cortas y ligeras. Las diferencias entre ambas son muchas y no sólo se quedan en la forma de empuñarlas: las SH al estilo tradicional con una sola mano y las DH con ambas. Generalmente, las cañas de dos manos suelen ser de mayor longitud que las de una, yendo de los 11 pies en adelante, mientras que en una mano, para pescar a streamer nos centraremos en longitudes que oscilen entre los 9 y los 10´6 pies. La acción difiere mucho en buena lógica, ya que las DH están diseñadas para pescar usando técnica de lanzado spey y las SH pueden ser empleadas indistintamente bien con lances aéreos, bien mediante técnica spey. En cuanto a la numeración, es recomendable la elección de cañas de entre línea 5 y línea 8 en cañas SH y en cañas de dos manos cubriríamos este segmento y el inmediatamente superior con las cañas switch.
¿Cómo elegimos nuestra herramienta? En primer lugar: ¿Una o dos manos? ¿Sabes manejarte con lances speys o estás dispuesto a aprender y vas a pescar un río considerablemente grande empleando en exclusiva esta técnica durante toda la jornada? ¿Sí? Pues DH. Las cañas de dos manos bien empleadas cuentan con muchas ventajas respecto a las de una para pescar a streamer. En primer lugar, que nos cansamos una quinta parte si somos buenos con el spey y además, que gracias a su mayor longitud, nos permiten hacer correcciones y aumentar el control sobre la deriva.
Las cañas de una mano, por otro parte, otorgan una mayor versatilidad al pescador que, manejando por ejemplo una caña de 10´ #6, quiera alternar el streamer con otras técnicas como la ninfa y además, se desenvuelven mejor en ríos de menos envergadura.
Uno de los comentarios más escuchados a cerca de pescar a streamer es que resulta tremendamente cansado. Falso. Lógicamente, si estamos tratando de lanzar durante todo el día a una distancia a la que no estamos habituados y con un equipo y una técnica de lance no adecuadas, lo que obtenemos es, en el mejor de los casos, una soberana paliza física, cuando no una lesión.
Al respecto y como nexo con otro apartado fundamental en esta técnica, las líneas, se debe recordar que: estamos pescando a mosca, es decir, aquí es la línea quien impulsa al señuelo y no al revés. Esto tiene unas implicaciones mucho más grandes de las que hace suponer y que nos ahorrarán muchos problemas. Si tratamos de lanzar un Woolly Bugger con una cabeza de tungsteno de 4mm con una línea del 3, ¿qué obtenemos? Que la cosa no va. Igual conseguimos lanzar dignamente, pero nos jugamos la cabeza, la caña y el brazo.
A más volumen de la mosca, mayor resistencia al aire, por tanto, necesitaremos más inercia y masa para conseguir impulsar la imitación. Exactamente igual en lo referente al peso del señuelo: si desequilibramos mucho la balanza a favor de la mosca obtendremos un bonito efecto bisagra en el lanzado y bueno, muchos problemas derivados de ello. Que no os asuste entrar al río con una caña del 7 para pescar a streamer o sobrelinear vuestra caña del 5 con una línea 6, pescareis mucho más cómodos y seguros.
En el agua, también es preferible que sea la línea la que hunda al streamer y no al revés. Es mucho menos cansado pescar con una mosca apenas lastrada y que sea nuestra línea hundida la que la lleve a la profundidad deseada que tener que lanzar y bregar con una mosca de varios gramos.
Siguiendo con las líneas, las hay de todo tipo de perfiles y de grados de hundimiento en el mercado, porque lo realmente importante en acción de pesca es eso, cuánto tiempo tarda una línea en hacer que la mosca pesque a una profundidad determinada.
Si no contamos con un buen surtido de ellas, siempre nos podremos manejar con los muy polivalentes polyleaders de diferentes longitudes y grados de hundimiento. Cuentan con multitud ventajas para el pescador versátil que va cambiando de técnica en una misma jornada en función del tramo y el momento, ya que transforman nuestra habitual línea flotante en una línea de punta hundida en apenas unos segundos de manera muy simple. Además, siempre se pueden llevar unos cuantos en la cartera de bajos, que nos permitirán enfrentarnos a un sinfín de situaciones.
La técnica de pesca a streamer
No os dejéis cuadricular por lo socialmente establecido. Se pueden pescar peces a streamer en cualquier postura: parados, tablas, corrientes, raseras… hasta a pez visto. Sólo hay que adaptarse.
Nuestras principales bazas son: profundidad y ritmo. Simple y difícil, como todo. Es complicado dar con ambas claves, sobre todo en un entorno tan cambiante como un río, en el cual no hay reglas fijas ni parámetros invariables. Debemos de ser nosotros y nuestra capacidad de observación y adaptación los que logremos acertar con el cómo a cada paso que demos, a cada lance.
La profundidad a la que un pez es susceptible de ser pescado con streamer es, simplemente, la profundidad a la que éste se encuentre, si bien, dependiendo de la actividad, la temperatura del agua, la época, etc… podrá efectuar grandes desplazamientos para atacarlo. No debemos contar con ello. Si vamos pensando que los peces se van a desplazar desde una profundidad dada a una de 20cms para atacar nuestro muy apetecible streamer… pescaremos en el uno por ciento de las ocasiones. Hemos de intentar que nuestra imitación pesque en su zona de acción, lo más cerca posible de su postura o de su apostadero. Sí, porque pescar a streamer no es lanzar a mitad del río sin ton ni son, aquí también hay posturas, cazaderos… y debemos de ser capaces de localizarlos y hacer que nuestra mosca navegue correctamente al pasar por ellos. Grandes piedras, cambios abruptos de profundidad, orillas con refugio, árboles sumergidos… Así se pescan las más grandes.
Calcular cuál es la profundidad “caliente” en cada ocasión es primordial y es algo que sólo nos da la experiencia. Podemos hacer que una mosca pesque en una determinada profundidad de mil formas: recogidas más pausadas, lances a una mayor distancia para que de tiempo a profundizar, líneas de hundimiento más pronunciado o moscas mas lastradas…
En cuanto al ritmo: recogidas. Tanta variedad como movimientos puedan hacer tus manos. Puedes hacerlas empleando únicamente la mano traccionadora, puedes ayudarte de movimientos de la caña para darle más “flow” a la recogida, puedes incluso no hacer nada. Deriva muerta. A tu gusto. La clave está en hacer que nuestra mosca transmita vida y aun mejor, conseguir que nuestro streamer transmita vida pero a la vez vulnerabilidad. Pececillo herido y esas cosas. Para ello nada mejor que alternar pausas y recogidas. No hay reglas en esto: tirones cortos y seguidos, tirones largos y separados… imaginación e instinto al poder. Sí que, como norma general, si los peces están “lentos” hazlo pausado e intenta que la mosca les pase cerca; por el contrario, si la actividad es máxima, puedes atreverte con derivas más explosivas y agresivas. Lógico, ¿no?
Bueno, ¿y hacia dónde lanzamos? ¿Aguas arriba, perpendicularmente, aguas abajo…? Depende del escenario. Es imposible sentar cátedras a este respecto, pero como guías generales:
En ríos pequeños o de alta montaña, con sus pozos en cascada, etc… la pesca aguas arriba tiene ciertas ventajas. Quizá la principal es que en este tipo de cauces, ocultarse y no ser visto es de una importancia capital y realizamos la pesca desde muy cerca, por lo que pescar desde aguas abajo siempre nos facilita la labor.
En otro tipo de escenarios la cosa cambia. Las zonas de corrientes o chorros, por lo general serán atacadas desde aguas arriba, lanzando bien perpendicularmente o de forma oblicua (45 grados aguas abajo, aprox.) y pescando en abanico.
En pozos y aguas lentas tenemos libertad total de movimientos. Nos centraremos en buscar apostaderos o zonas que nos resulten atractivas, no olvidando nunca que nuestra propia orilla tiene tantos peces como la de en frente. A veces, el mejor lance es uno paralelo a nuestra propia orilla. Y sin olvidar nunca los lances en deriva muerta, que también tienen sus momentos.
Ya sólo nos queda tener fe e imaginación y en el momento menos esperado sentir una parada seca, abrupta y… ¡clavar! ¡Clavar siempre con la línea! Sí, olvídate del automatismo de que sea tu brazo lanzador el que clave, en esta pesca la mano traccionadora no sólo es importante porque nos de el ritmo, no. Pescando a streamer la mano izquierda es la que clava, efectuando una fuerte tracción al sentir el ataque. Cualquiera que haya pescado a streamer habrá tenido uno de esos días en los que parece que se fallan todos los ataques. Es normal, pescando a streamer se fallan muchas picadas. Clavando con la línea conseguimos algo tan simple como que cuando efectuemos el clavado, si fallamos, la mosca siga en el mismo plano de agua en el que se encontraba, permitiendo al pez volver a atacarla ya que apenas se ha desplazado medio metro de donde se encontraba cuando la atacó por primera vez. Y sí, lo hacen, la atacan una, dos y hasta 3 veces. Probablemente más en determinadas ocasiones. Por el contrario, si clavamos con la caña, el desplazamiento de línea que provocamos es tal, que normalmente el streamer sale disparado del agua y perdemos toda opción de que el pez vuelva a atacar.
Como os habréis fijado, no he hecho aún referencia alguna a ningún modelo de streamer y, lo siento, no lo voy a hacer. Tan solo algunas pautas:
En aguas claras emplea colores realistas como olivas, negros, marrones… Mientras que en aguas turbias puedes optar por engalanar tus moscas con colores más llamativos: rojos, naranjas, amarillos, fucsias…
Los brillos “molan”. Sí, les gustan, pero sin pasarse. Dota a tus moscas de algún toque iridiscente. Aumentan y mucho su visibilidad de lejos y eso no sólo es importante para nosotros, también para ellas.
Los peces no son tan visuales como nosotros. Para cazar emplean además su sentido del agua y son muy agudos detectando vibraciones. Si además de las que le damos nosotros con nuestra recogida le sumamos algún elemento adicional que las provoque por si mismo, perfecto. Las patas de goma dotarán a tu mosca de un toque muy atractivo en este sentido.
Usa el peso para dar movimiento a la mosca, no solo para profundizar. Mediante la colocación estratégica del peso en el streamer podemos conseguir que éste haga de forma espontanea movimientos muy atractivos para los depredadores. Por ejemplo, si equipamos nuestras moscas con unos ojos de diábolo, conseguimos un desequilibrio que en acción de pesca se transformará en subidas y bajadas de la mosca… irresistible.
Es difícil que una mosca lo tenga todo, pero hay dos parámetros en los que debemos poner especial atención: silueta y movimiento. Ambos son importantes, pero es difícil que una mosca tenga ambos en cualquier situación. Generalmente estas características son dependientes de los materiales y la técnica de montaje, pero en lo relativo a la acción de pesca, lo que nos interesa es conocer dónde sacar más partido a cada una de ellas. Así por ejemplo, en aguas rápidas y revueltas prima la silueta y los atractores (brillos, etc.), especialmente si pescamos aguas abajo, ya que en caso de usar materiales “vivos” la fuerza de la corriente los apelmazará y perderemos toda silueta que hubiéramos conseguido en el montaje. Mientras, en aguas lentas lo vital es el movimiento, con materiales que doten de vida propia a la imitación.
No, no hemos hablado de moscas concretas y es que no tengo streamers fetiche, ni secretos que me quiera llevar a la tumba, ni mucho menos verdades absolutas. Como siempre, pero en esta técnica más aún, lo que pesca es el cómo y no el qué. Sentid el ritmo, sentid el cómo…sentid el río.